Siempre es emocionante seguir una
serie, más cuando nos apasiona la trama o comenzamos a guardar cariño a los
personajes. Dice la leyenda que cerca de cada tres a cinco años nacen series
que enganchan a los espectadores por sus tramas, por sus efectos vanguardistas
o por sus personajes que logran romper con lo cotidiano (simplemente hay que
recordar al reparto de F.R.I.E.D.S. o más actual mente a Hugh Laurie en MD
HOUSE). En este post quisiera mencionar a un personaje que ha evolucionado de
forma impresionante dentro de una serie la cual u odias o amas; me refiero a la
exitosa “The Walking Dead”.
Rick Grimes (Andrew Lincoln)
comenzó siendo un hombre como cualquier otro en la comunidad: hombre de familia,
felizmente casado y padre de un hijo, poseedor de una vivienda en los suburbios
y manteniendo un estilo de vida medio-alto dentro de una sociedad que parecía
no afrontar grandes problemas. Por profesión
se le conocía como oficial de policía, por lo tanto era un hombre respetable,
cuidadoso de los protocolos y apegado a la ley.
Incluso después de la infección a gran escala con la aparición de “los
caminantes”, Rick siempre tuvo un alto apego a hacerlo correcto, a respetar los
códigos sociales (los aceptables) y
guardar siempre de la vida (por muy despreciables que fueran algunas
personas). Sí, a Rick nadie le avisó que el mundo se había ido al demonio.
A pesar del infierno en el que él y las
personas que lo rodeaban se encontraban, Rick siempre antepuso sus valores, la
justicia y se mostraba siempre optimista con la idea de que algún día la
infección cedería y el mundo volvería a ser reconstruido desde sus cimientos,
entonces ¿qué genera que un hombre modelo termine siendo un asesino voraz en
potencia?
El oficial Grimes se dio cuenta
(demasiado tarde) de un punto vital: los humanos no somos seres bondadosos, muy
al contrario, somos egoístas e individualistas por naturaleza, y para poder
subsistir echaremos mano de toda artimaña posible, incluso si el precio es utilizar
y privar de la vida de otros. Se puede contar también la pérdida de quien amó,
o las bajas que tuvo que presenciar de aquellos quienes estimaba e incluso
tener de frente a personas tan crueles que él para poder seguir adelante tuvo
que dejar de lado todo en lo que creía y volverse aún peor que el enemigo.
Fue allí cuando el oficial de policía murió y
nació aquel hombre de mirada dura, de expresión gélida, de pocas palabras y
corazón de piedra, fue entonces cuando el hombre que juró proteger a toda costa
pasó a ser el juez y el verdugo; Rick Grimes había perdido la fe en la humanidad.
Entonces se acabó la diplomacia, pues era más sencillo poner una bala en la
cabeza de cualquiera que representara una amenaza a correr riesgos innecesarios,
era más confiable cortar la garganta de un infeliz desesperado a cobijarlo
dentro del grupo. Rick Grimes ya no
buscaba la justicia, él se había convertido en la justicia que un mundo
condenado necesitaba.
Mairy M.
No hay comentarios:
Publicar un comentario